Obras excelentes: ¿por qué?

¿Sabes qué hace que una obra sea buena de verdad?

LA OBRA ELEGIDA ESTE MES ES…

«Paisaje conjunto» por Jorge Vigón y Olivia Ramos

Jorge y Olivia tienen los cuadernos de viaje especiales; son cuadernos cosidos a mano y con hojas variadas, de distintos colores y estampados diferentes. Este tipo de soporte pictórico es avanzado, ya que los niños pintan en una u otra parte dependiendo de lo que les sugiera el color o textura del papel y las posibilidades que les ofrezca para el tema propuesto.

Este día el tema era el paisaje. No han necesitado ningún referente, ni foto ni imagen alguna; su paisaje ha salido directamente de ellos. Por propia iniciativa han decidido realizar una obra continua que podría titularse «paisaje con árbol», y este árbol es el que han hecho ambos, un trozo cada uno. Si colocamos los cuadernos juntos podemos percibir el árbol completo.

Ambos han pintado con pincel gordo; sobre papel de estraza Olivia y papel continuo Jorge. Los tonos neutros de sus soportes han dado unidad a la obra, que se caracteriza por la ausencia de detalles y la visión total de la obra ya en los primeros minutos. No ha habido dudas, ni miedos. El pincel se ha movido con libertad plamando un escenario ventoso con pocos tonos pero muy limpios. No hay rebordes, solo planos de color que definen áreas grandes. Las ramas del árbol se extienden hacia arriba sobrepasando los limites del papel, comunicando una sensación de amplitud y poder; es un árbol importante, grandioso, precioso.

Estas ramas se ditinguen gracias a los huecos entre ellas, no a ninguna línea que las defina; no lo han necesitado. Son capaces de pintar sin recurrir al dibujo. Dibujan mientras pintan. Ni el sol está en la esquina, ni tenemos una montaña a cada lado, ni los objetos tienen color local. Todo en sus obras muestra una mirada propia, ausente de estereotipos. En conjunto, ¡una obra extraordinaria!

EN NOVIEMBRE NUESTRA OBRA EXCELENTE FUE…

«Paisaje azul sobre cartón» por Inés Fernández

Esta pequeña obra de Inés Fernandez, 15 años, no mayor de un DIN A3, tiene todo para ser admirada:
Pintada sobre un efimero cartón, cogido al vuelo antes de llegar a la basura, observamos en él un delicado paisaje en la bruma lejana. La obra está maravillosamente entonada, en azules transparentes, distribuidos por capas, para enriquecer y dotar de profundidad ese lugar encantador. Si observamos las texturas verticales de este soporte, vemos que, lejos de haber resultado un inconveniemnte, manejadas por Inés han contribuido espectacularmente a acentuar la transparencia y reflejos del agua.
Verdes oscuros hacen referencia a la vegetación y traspasan con decisión la linea de horizonte, impidiendo que el cuadro se fragmente en partes inconexas. La superficie y profundidad del agua, su color y transparencias están logradas sin insistir. Todo está trazado en grandes bloques, demostrando una capacidad de síntesis extraordinaria.
Por último, tenemos la calidez de los tonos dorados, suavemente reflejados en el agua y extendidos con ligeras pinceladas.
El conjunto resulta mágico y evocador. Un pequeño gran ejercicio.

NUESTRA OBRA DE SEPTIEMBRE FUE…

«Envolvimiento» por Mariana Vallejo

Observamos aquí la imagen  de una   escena que contiene todos los datos visuales que la hacen apacible y familiar: un camino que se pierde al fondo y, a ambos lados de este, arquitecturas y vegetación.


La interpretación de Mariana es tan libre y exuberante que nos asombra poder seguir reconociendo los  signos visuales de la primera foto.
Realmente… ¿qué queda de la propuesta inicial?
Sólo quedan los ritmos del bosque, que envuelven al camino, ayudados desde el otro lado por la casa que cumple esta misma función desde la izquierda; este ha sido el concepto, acertadísimo, que Mariana ha escogido desde el principio, desenchando con valentía todo lo que no contribuyera a esa primera idea, suficiente en si misma para crear una obra personalísima y muy potente.
Tras elegir la idea de «envolvimiento», reinterpreta ese bosque seleccionando a su vez sólo un par de árboles (¿para qué más?), que son tratados con collage y pintura, esta última con la valentía de la pintura occidental y la delicadeza de las estampas japonesas. 


A la izquierda, tenemos la casa… o lo que queda de ella, unidad de trozos diversos de fotos, gruesas pinceladas y un extraño tejado, que una vez más concuerda con los árboles japoneses.
Tercer elemento: un color, de la familia de los naranjas, que con espesor y decisión, ayuda a destacar algunas de las partes de bosque y casa… sólo algunas. (¿para qué más?)


Y para constatar más la elección de la  personalisima jerarquía que ella ha decidido, la parte de abajo del camino (la de delante) se queda como se empezó, con las líneas directrices, las primeras que solo organizaban el espacio para luego seguir trabajando y con los primeros trozos geométricos recortados de la foto inicial.


Realmente no hacía falta más…ni menos…

NUESTRA OBRA DEL VERANO FUE…

«Gulliver es atacado por las avispas gigantes«, por Olivia González (5 años)

En nuestra cultura, percibimos una escena empezando por las coordenadas espaciales y siguiendo por los elementos que contiene. Estos elementos se situan en ese “espacio” de acuerdo a unas leyes de la perspetiva, que nos permiten “conocer” qué tenemos delante y qué hay más atrás, qué se apoya en el suelo, y qué no lo hace. Bien.

Veamos qué ha hecho Olivia:
Ella ha ha percibido cada elemento por separado. En realidad esto que ha hecho es puro cubismo analítico; esto quiere decir despedazar la escena inicial. Reconocer cada elemento por separado y reorganizarlos posteriormente en el soporte, no de acuerdo a la perspectiva sino libremente, atendiendo sólo a llenar el espacio del papel de forma equilibrada. Por eso podemos distinguir perfectamente: el suelo, las avispas (¡enormes!) y a Gulliver, por supuesto. Sólo tres bloques.

Otros datos, como la casita, no le han interesado lo más mínimo; la escena está descrita perfectamente sin esto: hay unos insectos desproporcionados que atacan a Gulliver; suficiente para mantener el hilo narrativo. Si a esto añadimos que Olivia no dibuja primero sino que pinta directamente nos daremos cuenta de la rapidez y seguridad de su percepción plástica.


Por último, los colores son limpios, no están insistidos, contienen toda la transparencia sin la cual la acuarela pierde su esencia.


En conjunto… ¡impresionante!

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